Campamento de Quintos cursos

El mes de febrero comenzó con nuestro campamento, el de Quinto Curso.

El viaje al sitio del campamento fue un tanto largo y a medida que nos acercábamos al lugar se sentía el calor en el ambiente; por muchos motivos este fue un campamento histórico, pero el principal sin duda fue que se realizó en Puerto Quito, en los terrenos de una Hostería llamada Bamburé, sitio con clima bastante cálido... pero no nos dejemos engañar que aunque este lugar fue una hostería, este campamento fue para muchos el más exigente de todos. Por supuesto que los guías fueron nuestros queridos rojas.

Contamos con la presencia de Mateo Garzón, Francisco Urbina y Andrés Alvarez, ex-alumnos gonzagas integrantes de la CVX (Comunidad de Vida Cristiana) y con nuestro entonces novato Paquito de la Cruz, asesor, quien disfruto de esta experiencia con una energía enorme y contagiosa. También contamos con la presencia de nuestros "profes" Carlos Dávila, Daysi Chamorro, Giovanny Rivadeneira y Elizabeth Molina, a quienes conocimos en otro ambiente y ellos vieron los frutos de formar a todo este grupo de chicos y chicas, compañeros nuestros, quienes empezaron como estudiantes y se convirtieron poco a poco en verdaderos líderes.

Al llegar nos costó esfuerzo adaptarnos y surgió la necesidad de darnos un pequeño "chapuzón". El agua fría y la brisa nos devolvieron las fuerzas. Nos dispusimos a armas nuestras carpas y cocinas, existía un ambiente de compañerismo, entre comunidades se compartían los alimentos y es así como la noche nos envolvió. Para abrir paso a nuestra temática de "Calidad humana" vimos una película llamada "Pura energía" que resultó emotiva pues se trataba de un chico diferente a los demás. 

El rincón de comunidad fue el momento en el cual una comunidad se convierte en "eso" precisamente. Dialogamos entre amigos y  como amigos una vez más los problemas quedaron atrás. Pronto a descansar porque la noche se nos fue de prisa.
Como siempre el grupo de materiales, "las hormiguitas" (con cariño), se preocuparon por el bienestar de los demás, y en este campamento su desempeño fue excepcional.

Al final del día surgió la pregunta: ¿qué nos resulta más difícil de tolerar, el frío o el calor? pues déjenme decirles que: el calor.

El día sábado la corriente del río a cuyas orillas acampábamos subió y hubiera parecido que ella fua la que nos trajo los tres integrantes que faltaban en nuestro campamento: Panchito, nuestro asesor, Jonathan Villacís, nuestro jefe que se estrenaba, y Jean Mejía, uno de los guías. Panchito había pasado la semana entera acompañando en los Ejercicios Espirituales del Colegio San Gabriel, Jonathan y Jean se presentaron con su banda de música en un colegio y crecen con su talento.

A media mañana caminamos hacia un río donde algunos nos refrescamos por el calor, doña Nora, la dueña del lugar, nos refrescó vendiéndonos aguas y helados. En la tarde la temática, llevada por los chicos integrantes de la CVX, nos hizo pensar, ¿conocemos de verdad a aquel que decimos conocer? si no es así entonces ¿por qué nos alejamos de los demás?

Se notó el compañerismo en las cocinas pues una de las comunidades preparó de una forma muy organizada sus alimentos y fue capaz de alimentar a 7 personas más; es ahí cuando nuestro campamento se convierte en una verdadera ciudad de lona que cambia la realidad del quemeimportismo y la individualidad, y el esfuerzo de todos se ve recompensado. Una vez más el grupo de materiales se lució con la preparación de la fogata de aquella noche.

El día domingo en nuestra Paraliturgia se sintió el ambiente del perdón pues la actividad consistió en, primero abrazar a quien quieres pedirle perdón, después abrazar a quien no consideramos nuestro amigo y por lo tanto lo dejamos a un lado de nuestras vidas, y tercero abrazar a un amigo.

Regresamos a nuestros hogares con un cansancio grande pero con un sentimiento de gratitud. Ahora sabemos que no importa el lugar en donde te encuentres, no importa si para ti el calor te fatiga y te pone de mal humor, si tan solo tienes a un amigo cualquier lugar que te parezca duro se convertirá en un baúl de bellos recuerdos, y al ser tu último campamento recordarás por siempre que allí conociste a un amigo.

De parte de los cuatro jefes, debo decir que fue nuestro campamento más duro, nos trajo como siempre experiencias nuevas y al concluirlo vimos caras sonrientes. Lo esencial fue que dejó huella y para nosotros, esa es la mayor recompensa.

Mónica Mogrovejo
Jefa de Campamentos
Moni, Meli, Álvaro (roja con camisa verde), Pocho y Oso