El fin de semana pasado tuvimos la experiencia del campamento de pañoletas rojas. El lugar donde acampamos es un lugar rodeado de mucha naturaleza conocido como Molinuco, cerca de la cascada del Pita, los días 30-1-2 de mayo.
El compartir con las personas que más quiero fue una sensación muy agradable, el poder estar junto a mis amigos viviendo momentos que nunca se repiten y llegarán a ser únicos en nuestras vidas. Lo que más me gustó, y no solo a mi sino a todos los que fuimos, fue el poder cruzar por detrás la cascada; sentí una paz interior que me ayudó a mirar con más profundidad mi vida y compartir con Dios un pequeño espacio de intimidad, conversación y agradecimiento por tenerme con todas las personas que hacen que mi vida sea cada día mejor.
Durante está experiencia aprendí mucho de mis asesores y de mis amigos, este aprendizaje hace que mi vida pueda enriquecerme más para poder ser mejor Celista y sobre todo persona.
Siento que el campamento ha sido una de las experiencias que nos ha permitido reflexionar, y esa reflexión nos hizo pensar sobre que hacemos por el mundo, por la naturaleza, por nosotros y sobre todo por los que no tienen nuestras mismas posibilidades. Es infinito e inclusive inexplicable el amor de Dios para crear tantas maravillas y ponerlas a nuestro alcance.
Quiero dar las gracias a todos mis amigos: Mary, Gaby, Sarita, Majo, Danny, Ale, Pame, Jossy, Cris, Alex, Jorge, Gabo, Leo, Freddy, Alejo, Josué, David, Cristian, Ramiro, son mi vida y daría todo de mi por ustedes, y de una manera especial a Pastoral por creer en todos los jóvenes y permitirnos ser más para servir mejor.
Bryan Villamar.
Rojas 2010
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