El "negro" Lasso desde Chile


Queridos amigos del CEL y CEC:

Como lo han dado a conocer los medios de comunicación, Chile, sobre todo el sur, está pasando por momentos muy difíciles debido al terremoto que nos sorprendió la madrugada del día sábado pasado a las 3:34 a.m. Yo estaba con unos cien jesuitas aproximadamente en mis ocho días de EE, íbamos en el sexto y ahí nos quedamos.


El terremoto nos movió mucho, no sólo físicamente sino también interiormente. En lo personal, puedo decir que sentí un poco de miedo mientras la tierra se movía y todo mi cuarto sonaba fuertemente. Sin embargo, me quedé en mi cama, recé y esperé que pasara el temblor o lo que viniera. Minutos después pensé en la vida, en la mía y la de todos los hombres y mujeres. Me dije a mí mismo que ella repentinamente nace, alumbra, da calor, ilumina como el pequeño fósforo que da inició a nuestro fuego de campamento, pero también pensé que repentinamente se acaba. Me pregunté a mí miso: ¿He sido fuego para los demás? ¿He dado calor a mis hermanos y hermanas con los que me he encontrado en el camino? ¿He iluminado algunas vidas? ¿Los he servido como el Señor me lo ha pedido? ¿Me he dejado iluminar por Dios? Y me di cuenta que muchas veces todos mis buenos deseos se quedaron sólo en eso, en deseos porque me faltó amar más, amar como Jesús, amar como nos decía el P. Hurtado: “hasta que duela”.


Varios de mis hermanos jesuitas están trabajando en los sitios del desastre, otros están recibiendo donaciones, disponiendo albergues, dando alimentación, construyendo casas, etc. Muchos jóvenes chilenos, entre ellos muchos jóvenes de nuestros colegios universidad, parroquias, etc., han sido solidarios con el país y están ayudando a sus hermanos. Creo que ellos, como todo el pueblo chileno, han sentido que el amor se pone más en las obras que en las palabras. Yo he deseado fervientemente ir a ayudar en los albergues que tenemos acá, dispuestos por el Hogar de Cristo o el Servicio Jesuita Migrantes, o ir a limpiar escombros o construir alguna pequeña casa con “Un techo para Chile”, pero no ha sido posible porque hace dos días tuve que cambiarme de casa ya que pasé a segundo año de teología. Sin embargo, espero hacer algo por mis hermanos a partir de mañana, atendiendo a un grupo de migrantes que se quedaron sin techo.


Ojalá que no tengamos que esperar una catástrofe o el final de nuestros días para amar y perdonar, para servir y estudiar, para soñar y cumplir con los sueños, para trabajar por un país, una sociedad, un mundo mejor, para escuchar lo que Dios nos dice día a día. Ojalá que vivamos durante toda nuestra vida con intensidad, amando y sirviendo siempre, puesto que en cualquier momento aquella luz de la vida se apagará y al desaparecer verá encendida aquellas pequeñas chispas de luz y calor que dejó en los demás durante su paso fugas por este mundo o sencillamente se irá en tinieblas.


En sus oraciones no se olviden de pedir por las personas que están sufriendo, para que reciban la ayuda de sus hermanos y para que reciban la fortaleza para volver a reconstruir sus vidas.


Su amigo en Cristo: Negro S.I.

Compartir

1 comentario:

  1. Andres Romero: Soy ex gonzaga, estoy en chile, si saben de más ex gonzagas o alguno necesita algo que me contacten a mi mail andres@highcontrol.cl, tengo una sucursal de mi empresa en chile y paso viajando chile ecuador, si puedo ayudar en algo con gusto lo hare!

    Saludos
    Andrés Romero

    ResponderEliminar